¿Es la Farmacia un pilar más para apoyar la sostenibilidad del sistema sanitario en España? Esta pregunta, que a priori tiene una respuesta afirmativa sin lugar a dudas, plantea cuestiones no solo de carácter técnico, sino que afectan al abordaje serio y comprometido del modelo sanitario que queremos, que demanda la sociedad actual y que necesitan los pacientes.

Hablar de la sostenibilidad del sistema sanitario requiere un enfoque multidisciplinar, que depende de muchos factores y, que ha sido y es, arma de debate en los programas electorales de los partidos políticos. Un tema complejo que cada vez es más necesario abordar dadas las circunstancias socioeconómicas presentes y futuras.

Nuestro compañero, José Maria Antón, ha dejado claro este tema en un artículo publicado en este mismo blog, concluyendo que necesitamos definitivamente de un gran pacto nacional por la salud y el compromiso de todos: instituciones, profesionales, políticos, pacientes, etc… Y estoy totalmente de acuerdo, si lo que queremos es tratar este tema con responsabilidad y desde el conocimiento técnico, para mantener un sistema que sea universal, equitativo y más justo.

¿Qué papel juega la Farmacia Comunitaria?

La Farmacia Comunitaria ha jugado y juega un papel importantísimo en este puzzle, puesto que permite el acceso a los medicamentos, entre otras muchas funciones. Su importancia se ve reflejada en la existencia de regulación legal propia, como la Ley General de Farmacia o la Ley del Medicamento, además de las correspondientes a la regulación por parte de las comunidades autónomas.

En España seguimos el modelo farmacéutico denominado «modelo mediterráneo», en el que, a diferencia de otros muchos países, prima la cercanía a la población y el número de habitantes a la hora de establecer una farmacia. Son más de 22.000 diseminadas por todo territorio nacional, y quiero hacer un guiño especial a todas aquellas situadas en zonas rurales, donde es más difícil mantener la viabilidad económica de la farmacia y que prestan un servicio no solo en términos de salud sino que contribuyen en gran medida a evitar la despoblación de esas zonas y a cohesionar esos territorios.

Analizar el papel social y sanitario que desempeñan los profesionales farmacéuticos no es difícil: su responsabilidad va más allá de la mera entrega de un medicamento a un paciente y sus funciones muestran un amplio abanico de posibilidades que se pueden trasladar a una mayor colaboración y coordinación con la administración sanitaria. No hay que alejarse mucho en el tiempo para recordar la labor realizada durante una de las catástrofes más importantes de la historia. Una pandemia sin precedentes donde fueron partícipes no solo en asegurar la medicación a enfermos y prestarles servicio sanitario, sino colaborar en la erradicación y prevención del coronavirus.

¿Cómo puede la Farmacia Comunitaria contribuir a la sostenibilidad del sistema sanitario?

Hacer una dispensación activa, un seguimiento farmacoterapéutico, controlar ciertos parámetros analíticos, controlar la presión arterial y la medida ambulatoria y proporcionar la mediación a través de los sistemas personalizados de dosificación son parte de los muchos servicios que ya se están realizando. Sin dejar a un lado otras muchas funciones como pueden ser el mantenimiento y garantía de toda la trazabilidad del medicamento y la verificación frente a falsificaciones.

El valor cualitativo y cuantitativo es evidente, ya que permite mejorar el cumplimiento de los tratamientos por parte de los pacientes, hacer un seguimiento más exhaustivo de su patología y detectar otras patologías o problemas relacionados con la medicación. Esto favorece que los pacientes controlen mucho mejor su enfermedad, tengan menores tasas de recurrencia a los centros de salud y se mejore la optimización de los recursos hospitalarios.

El informe1 «Community pharmacy insights: Supporting the need for self-care» de la Federación Internacional Farmacéutica (FIP) es claro en la percepción que tenemos los profesionales en el apoyo y promoción del autocuidado de los pacientes y en la educación y asesoramiento sobre su enfermedad. Y el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos es activo en la promoción sobre el potencial de la Farmacia Comunitaria para reforzar la capacidad de la atención primaria e integrarla en las políticas y planes de salud pública.

Todo esto me lleva a una conclusión: la necesidad de acometer la sostenibilidad del sistema sanitario desde un enfoque más amplio y contando de manera inequívoca y decidida con la red de farmacias y de sus profesionales, ya que se necesita una mayor integración y colaboración. Y aunque hay espacio para reflexionar y proponer ideas que se puedan debatir acerca del modelo que queremos, son tiempos para actuar rápido y aprovechar un recurso que ha estado y está ahí.

Es fundamental potenciar y dar el valor que tiene al Consejo Interterritorial de Sanidad en su función de cohesión y coordinación de los sistemas sanitarios autonómicos; hacer cambios legislativos que den mayor flexibilidad a los profesionales en el ejercicio de sus funciones y en la toma de decisiones; dar mayor participación en programas sanitarios que descongestionan los sistemas de salud; mejorar y optimizar la comunicación farmacéutico-médico que facilite el acceso a la resolución de los problemas de los pacientes con su medicación y patologías, y un mayor compromiso para participar en programas de cribado que facilite el acceso a la población y permita mayor efectividad en el detección y prevención de enfermedades.

1 Fauziyyah, Afina & Koudmani, Diala & Meilianti, Sherly & Aqqad, Farah & Masyitah, Nisa. (2023). Community pharmacy insights: Supporting the need for self-care (A

FIP Multinational Needs Assessment Programme Report).

José Romera López

Farmacéutico comunitario. Presidente de la Comisión de Deontología del Colegio de Farmacéuticos de Granada. Socio de Nexo plataforma.

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