Un año más volvemos a tener que conmemorar este 25 de noviembre, día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, denunciando que los esfuerzos realizados por los sucesivos gobiernos para luchar contra esta lacra no son suficientes. Que las cifras de víctimas mortales están ahí y no bajan, sino que se mantienen. Constando, además, las cifras de menores asesinados por violencia vicaria. Estas son las cifras de mujeres asesinadas en el último lustro, hasta el pasado 23 de octubre:
2020 50
2021 49
2022 50
2023 58
2024 39
Por su parte, estos son los menores asesinados en el mismo periodo de tiempo, hasta el pasado 21 de agosto:
2020 4
2021 7
2022 2
2023 2
2024 10
Un estudio detenido de las cifras de víctimas de violencia de género en general, con lesiones, con graves perjuicios mentales y físicos, da un resultado aún más desolador. Solo a modo de ejemplo, el número total de mujeres víctimas de violencia de género aumentó en 2023 un 12,1%, llegando a la cifra de 36.582, así como se observa con preocupación cómo ha aumentado en los últimos años el número de menores víctimas de violencia vicaria.
Pero lo más preocupante es que los comportamientos violentos aparecen cada vez a edades más tempranas. Los porcentajes de jóvenes que se alinean con otras posturas derrotistas, negacionistas, minimizadoras o que banalizan la violencia de género también se han incrementado considerablemente en los últimos años. Frases como que la violencia de género “aunque está mal, siempre ha existido, es inevitable”, “es algo habitual en el seno de una pareja”, o “si es de poca intensidad, no es un problema” también han aumentado, llegando a duplicarse, e incluso a triplicarse, el número de personas jóvenes que las sostienen. Estas posiciones aumentan tanto entre mujeres como en hombres. Y aunque siguen siendo superiores entre los hombres, han aumentado más entre las mujeres.
No es por ello suficiente aplicar leyes “a posteriori”, siendo esencial la prevención para terminar con la violencia de género: evitar que ocurra.
¿Cómo podemos conseguirlo?
Desde Nexo consideramos que uno de los pilares fundamentales para terminar con la violencia de género se encuentra en la educación en igualdad.
Para la consecución de una sociedad libre de violencia contra la mujer es necesaria la promoción desde la infancia de la igualdad efectiva entre mujeres y hombres. La educación en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad en el marco de la convivencia, así como en la prevención de conflictos y la resolución pacífica de los mismos. Para ello. se debe dotar de herramientas al profesorado, incluido al de primer ciclo de infantil de 0-3 años.
La formación y la sensibilización, es decir, la EDUCACIÓN, es la mejor forma de prevenir esta lacra de la sociedad. Y para ello es necesario utilizar todos los medios disponibles tanto en la educación formal como en la no formal (campañas informativas, redes sociales…). Ya desde el ciclo de 0 a 3 años es fundamental incidir en el valor de la igualdad y el respeto mediante actividades y juegos en los que niños y niñas participen de la misma forma.
La detección temprana de situaciones de abuso y violencia de género en ámbitos como el escolar o el sanitario, tanto en las consultas de atención primaria como en las de urgencias, debe contribuir a minimizar las consecuencias de aquellas, por lo que es igualmente necesario mejorar la coordinación entre todas las personas e instituciones implicadas, ampliando y perfeccionando los sistemas de intercambio de información.
Desde Nexo llamamos este 25 de noviembre a la sociedad en su conjunto a la reflexión sobre el fenómeno de la violencia contra las mujeres. Pero más allá de esa reflexión, a la puesta en práctica de medidas efectivas que logren evitar y eliminar este problema.
